Neda destaca por su gran belleza paisajística, con el río Belelle como máximo exponente natural.
En el curso medio del río nos encontramos con un profundo valle de parajes frondosos. Uno de ellos, en el lugar de O Roxal, rodea la maravillosa fervenza (cascada) con una altura de 45 metros.
Sin duda, Neda es la capital del trigo de Galicia. Lo es desde que en 1558 Felipe II establece las Casas Reales, fábricas de bizcocho para abastecer a la Armada. La tradición panadera del municipio se remonta a la Edad Media, época en que nacen los molinos en la ribera del río Belelle para aprovechar la gran calidad de su agua, que se mantiene aún hoy. Gracias a esta se obtiene un pan de calidad, al que se rinde homenaje cada septiembre en la Festa do Pan.
Son dos los monumentos imprescindibles de la localidad. Por un lado, en el núcleo urbano está la iglesia de Santa María. De estilo barroco y con elementos neoclásicos, en su interior podemos observar el Cristo de la Cadena, un cristo tudor del gótico inglés. Por otro, el pazo de Isabel II, fundado en 1841 como fábrica de tejidos. En este conjunto destaca la fuente de hierro y el hórreo. Este pazo es de propiedad privada.
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