Son seis los castillos que se conservan en buen estado en el destino Ferrolterra – Rías Altas.
Los Andrade, señores feudales del territorio, levantaron varios castillos para proteger sus infinitas propiedades. En Pontedeume, el castillo de Andrade se alza sobre la Pena Leboreira, dominando la desembocadura del río Eume. En la villa, el Torreón, único resto del antiguo pazo, es ahora oficina de turismo y Centro de Interpretación de la historia de la familia.
Vinculados a la misma familia, también encontramos los castillos medievales de Naraío (San Sadurniño) y de Moeche. En este llama la atención la Torre del Homenaje con 18 metros de altura. Cada año se conmemora, con el Festival Irmandiño, la revuelta de los irmandiños que lograron vencer a la nobleza.
En el siglo XVI, se levantaron en un enclave estratégico los castillos de San Felipe (Ferrol) y A Palma (Mugardos). Entre los dos, convertían la ría ferrolana en un fortín. Además de por su valor arquitectónico e histórico, la visita a estas construcciones militares merece la pena por el entorno natural en el que se sitúan.
La belleza del entorno también caracteriza al castillo de la Concepción, en Cedeira, también construido con carácter defensivo. Aún hoy se pueden ver dos fosos, pertenecientes al castro sobre el que se levantó.
En Ortigueira se conservan las ruinas de O Casón. Un panel explicativo nos descubre como era la estructura de esta torre que vigilaba la ría.